Mi madre mira hacia el jardin interno de casa, cada dia se para al atardecer y se queda mirando, mi madre con sus 87 años de sabiduria a veces se vuelve niña ,pero esta siempre presente, salvo todas las tardes cuando se queda mirando entre las matas de limon y los lirios, esta buscando una silueta familiar que ya no estará entre nosotros salvo en recuerdos, busca a mi padre, 54 años de compañia le han dejado una soledad tremenda y una rutina, las tardes de jardinero de papá; donde ella desde la reja del pasillo le decia, recoge limones Negro, o, buscame un nidito de zunzun en las matas de guayaba!.
Mi hija y yo miramos desde lejos a la abuela, silenciosa y firme en su tarea de recordar cada dia su gran amor y nos sentimos doblemente solas, por aquel que se marcho de repente, fiero y firme en el demostrar que era una roca dura hasta lograr doblegar los dolores del cancer y por ella que no sabemos cuando o como, nos va a dejar mirando la soledad de una reja vacia.
Mi madre mira hacia el jardin interno de casa, cada dia se para al atardecer y se queda mirando, mi madre con sus 87 años de sabiduria a veces se vuelve niña ,pero esta siempre presente, salvo todas las tardes cuando se queda mirando entre las matas de limon y los lirios, esta buscando una silueta familiar que ya no estará entre nosotros salvo en recuerdos, busca a mi padre, 54 años de compañia le han dejado una soledad tremenda y una rutina, las tardes de jardinero de papá; donde ella desde la reja del pasillo le decia, recoge limones Negro, o, buscame un nidito de zunzun en las matas de guayaba!.
Mi hija y yo miramos desde lejos a la abuela, silenciosa y firme en su tarea de recordar cada dia su gran amor y nos sentimos doblemente solas, por aquel que se marcho de repente, fiero y firme en el demostrar que era una roca dura hasta lograr doblegar los dolores del cancer y por ella que no sabemos cuando o como, nos va a dejar mirando la soledad de una reja vacia.
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