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22/5/09

Marabut...marabut....Maldicion!!!!!



El tradicional nombre científico del marabú es Dichrostachys mutans y lo indican como un arbusto original del desierto de Kalahari,en el sur de África, muchos afirman, sin certeza científica que fue introducido en Cuba como planta ornamental de jardín a fines del siglo XIX por una damita de sociedad Monserrat Canalejo de Betancourt, viuda de «El Lugareño» Gaspar Betancourt Cisneros,cuenta la historia que la dama sembró el marabú en su finca La Borla, ubicada entonces en las afueras de la ciudad de Camagueyotra version amplia que un hacendado del municipio de Sibanicú quiso tenerlo, y ante la negación de la dueña se las agenció y logró que la semilla llegara a su poderdando pie a valorizar el refran: hay gustos que matan, pues en menos de tres años la hacienda del ladronzuelo , junto a las vecinas, quebraron por la expansión del marabú, convertido en árbol.
Esta teoría no es la única acerca de cómo llegó la planta invasora a la Isla en los tratados de botánica se señala que aunque no se conoce la fecha exacta de su arribo, es indudable que emprendió su dispersión a partir de 1868.
Por esa epoca en algunos libros encontramos parrafos que registran como responsable de la infestación al decano de los botánicos, el doctor José Blaín, pues al plantarla en su jardín herbario, en la zona de Taco Taco, en Pinar del Río, se propagó con rapidez.De hecho hay estudiosos que sostienen que esta hipótesis tiene todas las de ganar en credibilidad, pues esa área es muy nombrada en los documentos referidos a la problemática, y por otra parte no se desprecia una tercera muy bien elaborada que confirma, que el máximo introductor fue el ganado importado a Cuba después de la guerra de de los Diez Años.
Desde el sur de América, donde ya existía la plaga, se importaron lotes de vacunos con semillas en su interior,versión que destacó el eminente Juan Tomás Roig en 1915.
El terrible arbusto no esperó para germinar, pues cerca de los puertos donde desembarcaron los animales y en los caminos por donde transitaron florecieron los primeros marabuzales.
Por un motivo u otro, lo cierto es que a finales del siglo XIX y principios del XX eran eminentes las pérdidas económicas debido a la elevada proliferación, al extremo que la Secretaría de Agricultura y Comercio emitió la circular 50, que reguló el movimiento de ganado desde las áreas invadidas hacia las limpias, y Roig certificó que el marabú sería un problema serio para Cuba, si no se combatía con cautela y precaución. Ambas advertencias brillaron, al parecer, por su ausencia. Con suelos más fértiles y gran humedad del trópico, además del mal manejo por la acción humana, ocupó toda la Isla en cuanto espacio dejó libre por la indiscriminada tala de maderas en la entonces colonia de España. Su capacidad de sobrevivencia ubica al marabú entre los vegetales más perdurables, pues puede propagarse mediante cualquier fragmento ya sea tronco, hojas, espinas, raíces, corteza, estructuras quemadas o enterradas y su semilla en extremo dura, resistente al tracto digestivo de los animales, que con sus excretas la abonan, añadiendo su poder de germinación de hasta 50 años.
Puede perder sus hojas, absorbe humedad del aire mediante sus espinas y no se disemina ni desarrolla en lugares con delgadas capas de suelo o características pedregosas, tiene un sistema doble de raices que van en profundidad o aereo casi y le encanta vivir en tierras que contengan una suave capa de humus vegetal.

Ya desde 1915 el científico cubano Juan Tomás Romay emitía el criterio de la inutilidad de emplear métodos mecánicos de corte, preparación del suelo, quema, destrucción de raíces y advertía del riesgo de chapear un campo y abandonarlo, sosteniendo que la lucha al marabu era constante y solamente la perseverancia en un arco de 10 años y la atencion perenne al area que se trate de sanear podrian contener la invasion de espinas.


Tan sólo en la provincia de Camagüey, de 1989 a 1995, aumentó la población del marabú en 15 mil caballerías. Entre 1996 y 2001 la infestación alcanzó las 400 caballerías por año, ocupando la mitad de los suelos cultivables. Más del 70% de los terrenos de la ganaderia, en la zona sur de la provincia hacia el poblado de Vertientes s eha incrmeentado notablemente debido a la reduccion y casi total desaparicion de los campos de arroz del Cenizo, asi como en la zona ganadera situada al norte de dicha provincia hacia san Miguel y Camalote, en el caso de la parte sur eld ejar d eproducir las toneladas de arroz que ayudaban a eliminar importaciones seguramente habra sido objeto de analisis y sanciones, ya que no solo se elimino la produccion arrocera sino que terrenos de cultivo libres de la plaga en un 70 % se dejaron perder pudiendo haberse sustituido por maiz, frijoles o boniato, eternos enemigos del marabu y asi se hubiera incrementado la produccion de cultivos menores en la provincia agramontina.En el caso del norte de la misma, la no cuarentena dle ganado traido d eotros potreros y la modalidad de pastoreo seminomada adoptada por la cual el ganado pastaba en areas de escaso forraje en la mañanana y era movida con dsfrute de el espectaculo por parte de los turistas que transitaban por la carretera provincial lo que provoca que el marabu en semillas llegase, ya abonado y pretratado para su mayor germinacion a otros potreros incrementando tristemente en los ultimos 5 años la perdida de los famosos potreros de ceba camagueyanos.

Sin embargo esta planta temible que tiene su nombre comun de la palabra marabut
( maldicion)en arabe, tiene algunas bondades, que si se hubieran utilizado debidamente hubieran ayudado a la economia interna de cada provincia.

Cuando es un arbol bajo o un arbusto frondoso, el marabú representa una reserva fundamental de carbón vegetal muy cotizado en el mercado. El carbón derivado de su tronco es de calidad superior y se exporta a varios países como combustible no contaminante.

Otro de los aportes fundamentales del arbusto se refiere al control biológico, fijador del nitrógeno en el suelo (donde crezca, enriquece el suelo por lo cual el aprovechamiento para diferentes sembrados es harto conocido) y preserva los suelos de la degradación, desertificación y arrastre por lluvias, de ahi la importancia vital de recuperar las tierras dominadas por largos periodos dedicandolas a cultivos menores y plantas horticolas lo que ayudaria a incrmeentar la produccion en un 30 % debido al aporte hecho por el maldito marabu al terreno. Además su follaje como materia vegetal puede ser aprovechado en la fabricación de biogás a base de cisternas de fermentación para la obtención de metano lo que ayudaria a reducir consumos de otros combustibles en la scoperativas mejorando la vida de los campesinos , mientras su madera como alternativa, es aprovechada en la mueblería artesanal en la provincia de Las Tunas, lo que da la medida de cuanto las Tuna sy Camaguey necesiten una desinfeccion de dichas plantas.

Pero atencion, en un país carente de tupidos bosques y que perdió durante el siglo XIX sus principales recursos forestales, la eliminación del marabú afectaría precisamente a los suelos, por lo cual su eliminación debe ser controlada.


http://www.cubasolar.cu/biblioteca/energia/Energia27/HTML/articulo03.htm

2 comentarios:

GaviotaZalas dijo...

muy interesante este post,,,,saludos desde Vicenza

Hildalma dijo...

saludos a ti dessde Milano....este post tiene algunos datos que deberiamos reflexionar (dentro de Cuba) y valorar que no se combaten las plagas foretales con la lengua, ademas de que ene ste momento despues d etres ciclones que pusieron de rodillas la poca circulacion inetrna agricola, es imperioso limpiar y sembrar a la misma velocidad cultivos menores, claro que no con el sistema obtuso con que se esta repartiendo la tierra, sino con un equilibrio revisando los resulatdos de las famosas Cooperativas y incentivando al campesino que todavia sigue emigrando desesperado hacia las ciudades, dejando la finquita o la casita por el barrio de llega y pon, porque los braceros eran los que hacian enriquecer la colonia, el dueño era uno solo y solito no hubiera podido ganarse ni medio peso.